Rectoría
Dr. Alberto Flores Olivas
Rector
La Universidad es un espacio de construcción social. Nuestra responsabilidad no sólo es para con nosotros mismos o con los miembros de la comunidad universitaria, sino también con quienes le dieron vida y le han dado sentido a través de su historia, con el pueblo de México que es quien la sostiene y con todos aquellos que creen en esta noble Institución, que a través de sus 98 años de existencia ha contribuido con la formación de capital humano de excelencia al servicio del sector rural del país, e inclusive trascendiendo las fronteras.
Nuestro origen es extraordinario, porque materializa el sueño de un hombre de bien que, con el firme deseo de servir a su país lega todos sus bienes para crear una escuela de agricultura y así mejorar las condiciones de vida de los mexicanos del campo. Con la visión que nos heredó Don Antonio Narro Rodríguez iniciamos el viaje en 1923, y gracias al trabajo constante de hombres y mujeres excepcionales que se han comprometido en la construcción de esta Universidad, el anhelo de nuestro fundador se ha materializado y, continúa forjando su propia historia, que es la historia de los miles de estudiantes que pasan por sus aulas año con año.
Los retos y los compromisos que hoy debemos atender para el beneficio de la sociedad a la cual nos debemos, son diversos y complejos; sin embargo, el espíritu de nuestra institución, plasmado en los principios que le dieron vida y que se manifiestan en las tres fracciones del Artículo Tercero de su Ley Orgánica, nos ubican como Institución comprometida desde siempre con los anhelos de la humanidad manifestados en la Agenda 2030, cuyo principal objetivo es generar conciencia colectiva y sumar esfuerzos para atender los retos que ponen en riesgo a la humanidad.
En este contexto, la Antonio Narro se mantiene vigente, pujante, entusiasta y pertinente, porque nuestra contribución permite modernizar e impulsar a la actividad que representa el mayor avance de la humanidad, la agricultura; actividad de la cual depende la producción de alimentos que permite satisfacer la primera necesidad básica del ser humano. Sin un abasto suficiente de alimentos, la economía de un país colapsaría, también sería imposible impulsar el desarrollo del arte, la ciencia y la tecnología, aspectos que moldean el presente y futuro de la humanidad.